sábado, 25 de febrero de 2012

Pobres con perfume


Hace años se acusaba a mucha gente de “no tener para comer pero comprar ropa de marca” para simular opulencia. En la última década, esto ha ocurrido con los coches de lujo, las viviendas unifamiliares y otras muchas falsas necesidades que se ha demostrado que no se podían mantener. Es como si a todo el mundo les hubiera tocado la lotería o se hubiesen vuelvo perdidamente irresponsables. Incluso te miraban mal cuando viajabas en metro en vez de taxi, comprabas coches asequibles a “tocateja”, y utilizabas determinadas prendas de vestir una temporada más.
Hemos fracasado, los que queríamos hacerlo, en la educación del consumo responsable. Hemos visto a nuestras madres sacrificarse para darnos estudios, y ahora, la gente empeña joyas familiares en vez de vender las tres consolas,  o prescinde del móvil con GPS y conexión a Internet.
Todavía no puedo entender, pero respeto, que exista gente que use perfumes de cien euros (no colonias de 60 céntimos), que coma todos los días patatas francesas congeladas del año pasado, en vez de carnes, pescado y hortalizas frescas de la zona. La gente compra ajos blancos congelados chinos o argentinos por un tercio de lo que cuestan los morados frescos de la zona, a pesar de tener que utilizar seis u ocho veces más “dientes” para que las comidas tengan sabor. Eso también es despilfarro, contaminación e insostenibilidad.
Ahora bien, ¿cómo vamos a tener éxito en la educación del consumo responsable si la administración es la primera en despilfarrar?, la que prioriza la F1 frente a la creación de colegios; la Ciudad de las Artes a la anestesia epidural; la Ciudad de la Luz a la ley de Dependencia o la Ocean Volvo Race a comedores sociales,…
Nuestra Comunidad no sólo es más pobre que la mayoría de las comunidades, también es de las que más gastó, la segunda comunidad que más se endeudó, la única que despilfarró más de lo que tenía en 2003 y 2004,… ahora todos los valencianos somos pobres, con perfume pero pobres, incluso los que ahorramos, los que no despilfarramos.

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